dimarts, 17 de novembre del 2009

Teresa Moure

"Hay personas que repiten siempre, anticipándose a cualquier pregunta al respecto, que no les gustan las despedidas.
Desde luego que éstas son personas timoratas, contenidas, apesadumbradas, maltrechas de alma, que temen que se les escapen humedades por los ojos, temblores por los labios, angustias por el habla; que temen, dicho brevemente, que aquellos de los que se despiden les noten los efectos de la ausencia en el semblante y, para oscurecer sus sentimientos, hacen una despedida apresurada, que ni es despedida ni es nada, y cortan de raíz cualquier intentona de aproximar-se a ellas.
Herméticas, ésa es la palabra para definir a tales personas, aunque tanto nos la han metido por la nariz los vendedores de comidas rápidas, "Mire este recipiente hermético, conserva intacta las propiedades de la comida", que ahora mismo hasta nos parece cosa buena ser hermética, cuando todo el mundo sabe que lo bueno es oxidarse, intercambiar flujos con natura, airearse, dejar salir las miasmas propias, oliscar los olores ajenos, empaparse, gastarse con el uso, arrugarse y... vivir, vivir que son dos días."

Fragment adaptat de l'obra Hierba mora, 2005